¿DÓNDE QUEDARON LAS COSAS?
Siempre llega esa hora en que me echo
y caigo sobre la cama hecha caos
que me espera todas las noches igual.
Ella se apiada de mí
Y lloro una lágrima que no sale
pensando en las cosas que se han ido;
la última botella de un licor amargo
en medio de risas bulliciosas
y las historias, que nunca faltan,
del más gracioso del pueblo.
Las madrugadas escapando de la realidad
y tantos besos que se fueron,
con el tiempo, envejeciendo en la memoria.
La sonrisa de mi hermano
que nunca más veré
las historias que el viejo me contaba
mientras yo soñaba y era feliz.
Tantas cosas que se han ido
y que nunca vuelven
y yo tan lejos de casa
tan lejos de todo,
tan solo.
Busco la pipa entre las hojas
regadas en el suelo,
tomo lo que queda del cigarrillo que había fumado a medias
y el silencio sonoro me consuela.
Ya no pienso, solo existo
cómo existe una planta que no se riega,
cómo existe una cosa inútil en el escritorio
o ese libro jamás abierto,
Abandonado a la suerte del polvo y del tiempo.
Solo existo y sé que existo
porque respiro, porque aún late,
muy dentro, una cosa qué desconozco
pero siento.
A veces sueño, (algunas veces)
y viajo a los recuerdos donde fui feliz:
Todos los primos reunidos, mientras el tío preparaba un sancocho
y los demás reían por cualquier chiste pendejo
que alguno había contado
Mi madre reía y era feliz
y yo era feliz al verla.
Los mangos no faltaban
para endulzar la vida
Y los perros, las gallinas,
La casa y las cosas
Y los sueños, ¿A dónde se fueron?
Jesús L. García, Caracas - Venezuela.
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